A 72 horas de la conmemoración del Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer, el ICBF llamó la atención sobre las agresiones que están sufriendo desde la infancia y adolescencia, en un evento donde pidió a los hombres que se comprometan a frenar este flagelo.
De las 4.691 denuncias constatadas de maltrato infantil que el Instituto ha recibido durante este año, el 56 por ciento involucraron a niñas y mujeres adolescentes. Las cifras son más dramáticas en los casos de violencia sexual, en las que ellas fueron víctimas en el 85 por ciento de las denuncias.
“Esta situación nos obliga a insistir constantemente en la necesidad de eliminar la violencia contra las mujeres, niñas y adolescentes, en lo cual debemos participar de forma corresponsable todas las entidades del Estado, las organizaciones y la familia”, dijo el director del ICBF, Diego Molano.
Más grave que la alarma encendida por esos datos, es que ellos solo muestran las denuncias ante el ICBF, que se ocupa de menores de edad, por lo que deben sumársele los actos violentos que se cometen contra las mujeres cuando superan la mayoría de edad.
Según cifras del Instituto de Medicina Legal, de 152.865 casos de violencia interpersonal que se registraron el año pasado, 51.826 fueron contra mujeres. De los 22.597 por violencia sexual, 18.982 fueron contra ellas.
La violencia está en todos los estratos
Aunque los actos de violencia suelen relacionarse con la pobreza, la alta consejera presidencial para la Equidad de la Mujer, Cristina Plazas, sostiene que las agresiones se cometen en todos los estratos y que hay otros patrones culturales que se deben tener en cuenta.
Uno de ellos, explica Plazas, es que la violencia intrafamiliar es considerado como un problema de la víctima y no de la sociedad. A esto se suma que cuando se denuncian los casos, se dilatan los procesos dentro del aparato judicial, porque no se consideran prioritarios: “Uno siempre habla de que los enemigos de la sociedad son los grupos armados ilegales y el narcotráfico, pero no nos damos cuenta de que la violencia intrafamiliar también hace daño, y que de esas familias disfuncionales salen muchas veces las personas que en un futuro podrían incursionar en los grupos al margen de la ley”.
Molano coincide con Plazas en que la pobreza no es necesariamente el factor que incentiva la violencia en contra de las mujeres. Pone como ejemplo que en Chocó no se registran índices tan altos de maltrato contra las mujeres, pese a su índice de pobreza, en comparación con Santander o Norte de Santander, que tienen economías más sólidas.
Una ley para ellas
La Ley 1257 del 2008 fue creada para garantizar que las mujeres tengan una vida libre de violencias en los ámbitos público y privado. Se entiende que esas agresiones pueden ser físicas, sexuales, psicológicas, económicas o patrimoniales y que cualquier persona puede denunciarla.
La opinión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario