lunes, 15 de abril de 2013

Circo militar, 20 años disparando risas y carcajadas



El presentador del espectáculo sale de la rigidez militar para anunciar cada espectáculo.
No utilizan armas y siempre están disponibles para disparar ráfagas de buen humor. Su espectáculo lo llevan, especialmente, a las regiones donde el conflicto armado ha dejado una estela de sangre y llanto entre los pobladores.
Se trata del circo Risas para la Paz de la Quinta Brigada del Ejército, que llegó a Pamplona con la misión de sacarles carcajadas a los habitantes de la Ciudad Mitrada.
Un grupo de soldados instalaron la carpa en el ruedo de la plaza de toros San Fermín. La entrada no tiene costo y el único requisito para ingresar es estar dispuesto a pasar un rato ameno en compañía de seres queridos y amigos.
En los 20 años que tiene de creado este espectáculo ha visitado las zonas más apartadas de Colombia. Algunas de ellas están en departamentos como Boyacá, Cesar, Norte de Santander, Bolívar y Santander. 
Risas para la Paz es una herramienta de acción integral del Ejército y tiene la misión de acercarse más a la población civil.
En medio de cada función, que dura aproximadamente dos horas, dejan mensajes positivos y a los espectadores les queda claro que la guerra no se gana solamente con las armas y muertes, sino con la buena fe y disposición de todos los colombianos.
Los soldados, disfrazados de payasos, hacen reír al público que en cada presentación sobrepasa las 1.500 personas.
En las funciones le hacen parodia a la vida. Se burlan sanamente de las diversas situaciones que se presentan en el país y el mundo. Dan consejos sobre el no consumo de estupefacientes y alcohol. Además, rechazan todo tipo de manifestaciones violentas.
Bajo la carpa, los problemas se olvidan y los asistentes se contagian de risas y alegría que sacan de la rutina al más recio de los mortales.
Humoristas de la paz
El equipo de humoristas está conformado por dos soldados profesionales y 15 regulares, quienes están bajo las órdenes del subteniente Armando Neira.
Todos llegan sin conocimientos del arte circense y a medida que pasa el tiempo van adquiriendo y despertando nuevas destrezas y facetas.
Participan en números de pista, altura, payasos y logran involucrar al público para que también haga parte del espectáculo.
En lo humorístico intervienen los payasos ‘Pimpinita’, ‘Chalanguita’, ‘Chocolatico’, ‘Zaperoco’ y ‘Repelino’. Otros los hacen en el trapecio y demás números. 
También tienen animales adiestrados, como la cabra ‘Alegría’ que hace sus malabares a varios metros de altura y es la sensación del espectáculo.
Ella, amarrada de un lazo y rodeada de centenares de curiosos, se sube a una base metálica con pulso y sincronía. Los niños se quedan maravillados con la cabra voladora.
En este acto, los adultos se limitan a ver en silencio y muchos no se explican cómo hace la cabra para treparse y girar en un espacio tan reducido.
Para Neira la responsabilidad al frente del circo es grande, quizá, la misma que cuando se comanda un pelotón para internarse en las selvas colombianas.
En Pamplona, podrá ser apreciado el espectáculo hasta mañana. Cuando levanten la carpa seguirán con su mensaje de paz en Toledo, Bochalema, El Tarra, Tibú, Convención y Teorama.
Roberto Ospino T

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