viernes, 25 de enero de 2013

Médico pidió opinión del celador en urgencias para atender a Neyra Yazmín




La EPS Saludcoop manifestó haber atendido “con los recursos disponibles en la ciudad” a la joven Neyra Yazmín Portilla Acuña, quien falleció esperando ser trasladada a una clínica especializada en hepatologías. (Foto Reicarmyr Cañizares/La Opinión)
El segundo capítulo de la triste novela que encarna la familia Portilla Acuña se escribió el miércoles, diez minutos antes de la media noche, al recibir la noticia del fallecimiento de Neyra Yasmín Portilla Acuña, quien se encontraba desde el viernes 18 de enero hospitalizada en Saludcoop, a la espera de un traslado a un centro especializado en hepatologías. 
Neyra Yasmín, estudiante de octavo semestre de contaduría en la Universidad Francisco de Paula Santander, de Cúcuta, comenzó desde octubre del año pasado a presentar constantes dolores de cabeza que luego se fueron acentuando más, al punto de volverse casi insoportables.
Por motivos laborales, Neyra Yasmín, oriunda de Pamplona como el resto de su familia, vivía en un apartamento en Cúcuta que había arrendado con una compañera de estudios.
Los dolores de cabeza siguieron presentándose, ahora acompañados de una fuerte gripa que según relató su mamá, la atormentó hasta el día de su muerte.
En vista de los indicios que presentaba Neyra Yasmín, Nubia Acuña, su madre, como presagiando que la historia se podía repetir, pues casi dos años atrás había perdido a otra de sus hijas (ver recuadro), decidió trasladarse hasta Cúcuta y acompañar la recuperación de su hija, insistiendo en la EPS que era urgente remitirla, cuanto antes, a un especialista.
“Comenzamos a llevarla a la IPS de San Rafael pero allá nos decían que era migraña o simple cefalea. En una de esas oportunidades le dije preocupada a la doctora que nos atendió que temía que se presentara la situación que ya vivimos y ella me respondió que tenía que ser positiva y que no le trasmitiera esa mala energía a la niña”, afirmó la madre de la joven fallecida.
El tiempo fue pasando y los síntomas de Neyra Yasmín se fueron sumando a una larga lista que ya conocían sus familiares, y que parecía avizorar que el triste capitulo podría repetirse. Dolores de cabeza, tos, dolor abdominal después de comer, calambres en manos y pies, y un tinte amarillo en su piel fueron los síntomas que se fueron presentando con los días.La situación era absolutamente igual.
El viernes 18 de enero, el organismo de Neyra Yasmín no aguantó más dolencias y desfalleció.
Consulta al portero
“Tuve que entrarla a la fuerza a las urgencias de Saludcoop porque no me atendían. La niña tenía la piel y los ojos amarillos. Un médico salió y al verme con ella llamó al vigilante y le preguntó: ¿usted cómo la ve?, y él le respondió: yo la veo bien”, relató Jesús Portilla, padre de Neyra.
Entre pasillos y camillas estuvo la paciente en la unidad de urgencias de la EPS, hasta el domingo a las 10:30 de la mañana, cuando el coordinador de urgencias entrega la remisión a IV nivel. Ya se le había detectado la falla hepática.
El martes 22 en horas de la noche, los padres de Neyra Yazmín recibieron una llamada avisándoles que debían prepararse para el traslado de su hija a la Fundación Cardiovascular de Colombia, en Bucaramanga, que se efectuaría el día siguiente a las 7:30 de la mañana.
Para ese momento Neyra ya se encontraba en la UCI de la Clínica Norte, a donde la trasladaron el lunes por la tarde debido a las complicaciones que presentaba.
“Casi a las 8:30 nos llevaron en ambulancia hasta el aeropuerto y cuando estábamos esperando el helicóptero nos avisaron que por mal tiempo en Bucaramanga debían cancelar el traslado. La niña se complicó en el aeropuerto y tuvimos que regresar de urgencias”, declaró la mamá de Neyra Yasmín.
Luego, a mitad de mañana recibieron la visita de Diana Velandia, auditora de Saludcoop, quien les aseguró que a la 1:00 de la tarde llegaría al aeropuerto un “moderno avión”, que trasladaría a la paciente hasta Bucaramanga.
“La auditora llegó hablándonos maravillas del avión y diciendo que eso le costaba casi $20 millones a la EPS, yo le pedí que en esta situación no me hablara de costos”, aseguró Jesús Portilla, quien se desempeña como conductor en Pamplona.
Al llegar por segunda vez a la terminal aérea, los padres de Neyra se sorprendieron al notar un aeroplano bastante diferente a lo descrito por la auditora.
“Era una avioneta y no tenía bala de oxígeno. La niña se complicó nuevamente y tuvieron que auxiliarla con una bomba manual. Notamos que los pilotos trataron de distraernos para que no viéramos que la reanimaban. Luego, sin avisarnos encendieron la ambulancia y arrancaron. Nos tocó correr para alcanzarlos”, continuó el papá de joven.
Los intentos fallidos por trasladar a Neyra Yazmín acabaron empeorando su estado de salud.
“Cuando llegamos de nuevo a la clínica el médico nos dijo que ya poco se podía hacer. Nos fuimos para la casa y a las 11:50 nos llamaron. Ya había fallecido”, concluyó Nubia Acuña.
Por su parte, Gustavo Lizarazo Meza, director médico de Saludcoop, afirmó ayer por la noche en rueda de prensa que la EPS realizó las llamadas correspondientes a las 6 IPS que existen en el país especializadas en hepatologías. Sin embargo, nunca hubo camas disponibles.
Así mismo, Sandra Roca, superintendente delegada de Atención en Salud, manifestó que el organismo vigilante ya conoce del caso y desde la próxima semana enviarán una comitiva para que abra la investigación pertinente.
Roca aseguró que independientemente que la EPS esté intervenida por la Superintendencia, se revisarán las disponibilidades y autorizaciones en el procedimiento de Neyra Yazmín, así como también la cadena integral de atención y la accesibilidad de los servicios.
La historia se repite
Hace 27 meses, la familia Portilla Acuña vivió el primer capítulo de la triste historia.
Ángela Viviana Portilla Acuña, de 16 años, comenzó a presentar los mismos síntomas que padeció su hermana Neyra Yasmín.
Atendida en la misma EPS, Ángela Viviana fue trasladada hasta Bogotá, donde se le practicó un trasplante hepático, y donde finalmente pereció luego de estar 15 días en coma inducido.
La familia Portilla Acuña no se explica cómo habiendo ya una referencia de una posible deficiencia hepática, la entidad prestadora de salud no tomó en cuenta los avisos de los padres, quienes veían como la historia se iba repitiendo.
OPINIÓN

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